En el último número de la revista digital de Paleontología fosil.cl, que edita Fernando Soto, se comentaban en un artículo las barbaridades que los periodistas de algunos medios de comunicación suelen escribir y decir cuando entran en temas que desconocen.
El artículo en cuestión trataba sobre Fruitafossor windscheffelia (apodado “Popeye”), un mamífero del Jurásico cuya descripción fue publicada en la prestigiosa revista de divulgación científica Science.
Por ejemplo, en el diario El Mundo, se publicaba esta misma noticia con el titular “Los primeros roedores ya comían termitas hace 150 millones de años”, su autora, Olaya Cernuda, periodista, y con la seguridad de una especialista, afirma que esta especie es un roedor (quizás un roedor como pixie y dixie), no solo esto sino que señala que presentaba un “comportamiento socialmente avanzado”, parece ser que también es especialista en etología.
Como muy bien indica Fernando Soto, existen algunos rasgos morfológicos relacionados con la dentición y las vértebras que se asemejan a las de este grupo, pero en este caso se trata de una “convergencia evolutiva” (presencia de caracteres análogos en especies no relacionadas evolutivamente, adquiridos en momentos distintos), término que seguro desconoce esta periodista. Realmente, ni la dentición (uno de los ragos más importantes en sistemática para estos grupos) ni su posición en el arbol evolutivo lo relaciona con el Orden Rodentia.
Pero los disparates no acaban aquí, ya que indica que el armadillo es también un roedor, cuando el armadillo está englobado dentro de los desdentados, orden Xenarthra, familia Desypodidae -los verdaderos armadillos.
Esto es lo que escribía esta periodista en la versión digital de El Mundo, como indica el dicho: “zapatero a tus zapatos”.
Fernando Soto que ha analizado más medios, indica que “Hay muchos otros ejemplos; la mayoría de los artículos de prensa on-line repiten las tonterías enumeradas anteriormente, en diferentes combinaciones.”.
Los que hace años cursamos dos años de “especialización” en Paleontología (muy muy lejos de ser especialistas) y sobre todo, los que realmente son especialistas (una larga lista de “anónimos” profesionales), rara vez son consultados por este tipo de periodistas. Estos periodistas parecen carecer de la prudencia y la capacidad para documentarse sobre un tema que no dominan o consultar a las personas que conocen a fondo estos temas para poder emitir un juicio adecuado. Como “anécdota” cabe comentar que hasta nuestro propio profesor de Paleontología Humana, alguna vez, nos aconsejó que nos abstuviéramos de emitir cualquier tipo de jucio o comentario sobre la dentición ante nuestro dentista, aún sabiendo que el estudio de la dentición tanto en primates como en el resto de mamíferos fósiles es amplio y fundamental en la clasificación de estos grupos (gran osadia la de estos periodistas).
Lo grave de este asunto, es que este tipo de medios de comunicación llegan a sectores de población mucho más amplios que las revistas especializadas, de manera que malforman a grandes masas de población, llegando incluso a desautorizar ante estas masas a los verdaderos especialistas. Este hecho se ha observado, especialmente, con los dinosaurios (más correcto sería denominarlos “Dinerosaurios” -Investigación y Ciencia, Abril 1990- ) donde ya entramos en una trivialización absoluta y cuyo análisis sobrepasa esta nota de opinión.